
Un día como hoy, el 14 de noviembre de 1936, fue asesinada en el paraje bardenero de Balsaforada, Juana Charela Vidas, conocida como «la calderera». Era natural de Tudela y tenía 54 años. Hoy, 77 años después, el Parlamento de Navarra ha aprobado con la vergonzosa abstención de UPN -partido en el gobierno de Navarra- y el no menos bochornoso voto en contra del PP, la «Ley Foral de reconocimiento y reparación moral de las ciudadanas y ciudadanos navarros asesinados a raíz del golpe militar de 1936». En palabras de Víctor Rubio durante el debate parlamentario: «Ley cargada de memoria, de verdad, de reparación y, ¿por qué no decirlo?, de cariño y amor. De cariño y amor porque en esos pocos folios se encierra mucho sufrimiento y también mucho cariño y amor. ¿Tan difícil?, ¿tan difícil es votar a favor de eso?. ¿tan difícil es votar a favor de eso?».
Como ha dicho en el debate el parlamentario Xabier Lasa, al no haber en Navarra frente de guerra «no se pudo utilizar, como ocurrió en otros lugares del estado, el propio frente como instrumento de exterminio, de limpieza ideológica, como exterminio de la disidencia frente al franquismo, donde poblaciones fueron arrasadas ideológica y físicamente. Hubo por tanto en Navarra que realizar una limpieza puerta a puerta, había que eliminar a la disidencia republicana, y para ello se utilizaron todo tipo de acusaciones y de calumnias, todo tipo de oprobios. Pero la ignominia pública no era suficiente, había también que eliminar físicamente al disidente, había que ejecutarlo. Eso dio lugar a la desgarradora realidad de las cunetas. En Navarra cuneta es sinónimo de represión, es sinónimo de exterminio, de ejecución, y durante más de 70 años cuneta ha sido también sinónimo de silencio».
Juana Charela bien puede representar hoy a los más de 3.400 navarros y navarras que fueron asesinados tras el golpe de estado de julio de 1936. En palabras de Txema Mauleón durante el debate: «Hoy es vuestro día, hoy es vuestra victoria, es vuestra ley y es vuestro presente».