
Un día como hoy, el 4 de diciembre de 1900, el obispo de Pamplona, Antonio Ruiz-Cabal, prohibió la lectura de El Porvenir navarro por contener proposiciones cercanas a la herejía y por lo tanto el que lo leía caía en pecado grave y era automáticamente excomulgado. El semanario estaba dirigido por Basilio Lacort, quien mantuvo frecuentes polémicas con los medios católicos y su publicación se vio varias veces suspendida por la autoridad gubernativa. Falleció en 1908 y fue enterrado por propia voluntad en el cementerio civil, anexo y separado del cementerio general de Pamplona. El 16 de septiembre de 1931 el Ayuntamiento de la capital puso su nombre a la calle San Fermín, en el único tramo que entonces existía, entre la avenida de Galán y García Hernández (actual Baja Navarra) y la Media Luna. En 1936 la calle volvió a llamarse San Fermín y fueron sistemáticamente picadas todas las inscripciones que figuraban en el mausoleo de Lacort.