Un día como hoy, el 24 de noviembre de 1874, Joseph Golden obtuvo la patente del alambre de espino. Este novedoso invento modificó modos de vida: el vaquero que se dedicaba a trasladar su ganado en largos viajes a la búsqueda de pastos desapareció al ir disminuyendo los terrenos abiertos y libres. Este alambre también dio lugar al inicio de enfrentamientos entre colonos y ganaderos. Poco a poco, los ranchos con ovejas y ganado reemplazaron al campo abierto y los vaqueros se convertieron en peones de rancho. Además, el alambre de espinos es uno de los tipos más elaborados de obstáculos militares de alambre. Las alambradas de púas, junto con las ametralladoras, fueron las responsables del gran número de bajas en la guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial. El estilo más moderno de este tipo de alambres usa unas láminas afiladas de alambre, soldadas a un alambre, como el que se utiliza en las fronteras de Ceuta y Melilla para provocar que quien intente saltar esas vallas resulte gravemente herido. Un método coercitivo criminal y propio de seres sin escrúpulos, sin empatía y sin ninguna clase de amor hacia el prójimo.
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