
Un día como hoy, el 21 de junio de 1981, el entonces alcalde de Bilbao, Jon Castañares, ordenó secuestrar y probablemente quemar los mil ejemplares recientemente editados de una selección de los cuentos presentados al certamen que el propio Ayuntamiento bilbaíno convocó el verano anterior. La razón aducida para justificarlo fue el «tono soez» de algunas de las narraciones incluidas en la antología y, en particular, del cuento que obtuvo el primer premio en la sección de lengua castellana, obra del joven escritor navarro Juan Jesús Fernández de Retana.