aenigma

clemente bernad /26.05.2013 / 21:50

Un día como hoy, el 26 de mayo de 1828, apareció en Núremberg un niño de unos 16 años con aspecto descuidado. Lo llevaron a comisaría y apuntó el nombre de Kaspar Hauser, el mismo que estaba escrito en un papel que llevaba consigo.  Su carácter era el de un niño salvaje, por lo que se cree que creció en cautiverio en completo aislamiento. Desde su aparición se especuló sobre su origen,  su posible pertenencia a una casa real, incluso a que fuese un  hijo ilegítimo de Napoleón Bonaparte. Su estado mental era tal que levantó el interés de juristas, teólogos y pedagogos que llevaron a cabo multitud de ensayos para enseñarle a hablar, leer y escribir.  El nombre de «Kaspar Hauser» se utiliza también en etología, refiriéndose  a experimentos donde animales jóvenes son criados sin poder aprender de animales adultos, para investigar entre comportamiento aprendido y comportamiento instintivo. También se conoce el sindróme de Kaspar Hauser,  que se produce si niños crecen durante mucho tiempo sin afecto paternal o incluso contacto con otras personas.

Su muerte es un enigma. En un pilar octogonal en los jardines del palacio de Ansbach figura esta inscripción: Hic occultus occulto occisus est     «Aquí fue asesinado un desconocido de forma desconocida».

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